Una periodista denuncia acoso/obsesión por parte de David Alandete (director adjunto de El País)
Si uno se para a pensar en el diario El País no le resultará extraño concluir que como medio ha perdido el norte, el último ápice de prestigio y hasta la vergüenza, y probablemente también que hoy es indistinguible de cabeceras como La Razón o ABC, a las que a veces incluso supera por la derecha y casi siempre en el cinismo. Pero lo que no resulta tan habitual, por extraño que parezca, es que dejemos de concebir a los medios como una especie de ente autónomo como si en su factura no intervinieran las personas. Y obviamente solo son las personas las que dan cuerpo a esta nefasta prensa, y como tal deben ser personas nefastas.
Después de haber leído y comprobado los datos que facilita la periodista Inna Afinogenova en el siguiente hilo de Twitter que reproduzco íntegro, ya no me cabe ninguna duda de que efectivamente, El País es el auténtico reflejo de los individuos que dirigen ese periódico.
Me asombra tu empeño en repetir mentiras una y mil veces para que te las jaleen los pocos que piensan como tú y para mantener,supongo, el escasísimo prestigio profesional del que debes de gozar en tu redacción y del que sé que gozas entre un gran número de compañeros de profesión.
Te aconsejo, David, que cada vez que vuelvas a pensar en publicar algunas de tus ocurrencias, y vista la cercanía de estas con injurias o difamaciones, te preguntes si podrías responder que lo que dices es cierto ante un juez.
¿Podrías responder ante un juez que sí, que tienes pruebas de que yo trabajo con bots y trolls y que “se los mando” a aquellas personas que están en desacuerdo conmigo? No sé lo que harías ante un juez.
Lo que sí sé es lo que hiciste ante el Parlamento británico: contestar que no, que no tienes evidencia alguna de lo que dices. Si la respuesta a ese juez sería igual, ya te digo que estás haciendo pésimamente tu trabajo.
Pero si la respuesta fuera que sí, entonces la cosa podría ser ya un tema patológico. Porque yo trabajo en RT, soy la subdirectora de su página web en español y sé que, en lo que a esa página y al canal en español respecta, David, mientes.
Mientes, porque nunca usamos bots. Mientes, porque nunca usamos ninguna granja de trolls ni nada parecido. Mientes (o mienten los redactores que trabajan para ti) porque, puesto que jamás los usamos, tampoco dejamos de usarlos después de “la denuncia de El País”.
Yo sé que mientes, porque nada de eso es cierto (sí es cierto, sin embargo, que el número de bots detectados en las cuentas de El País se redujo considerablemente tras la primera respuesta de RT, de eso sí que tengo evidencias… ¿casualidad?).
No me importa tu obsesión con Rusia. Lo que sí empieza a importarme es tu obsesión conmigo que, a la vez que me acusas de lanzar batallones de trolls, te dedicas a etiquetarme varias veces al día en comentarios que no tienen nada que ver conmigo.
Y a poner fotos mías en tu diario con pies de dudosísima ética periodística.
Y no, David, yo no te mando ningún troll, es simplemente la gente que no está de acuerdo contigo, que es muchísima y a la que tú tienes bloqueada, por eso tengo que hacer pantallazos.
Para que sepan cómo te dedicas a acosarme en twitter, como si no tuvieras nada mejor que hacer, a veces con dos, tres menciones en un día sin venir a cuento, menciones a las que no suelo responder.
Pero parece que no hay forma humana de que abandones tu obsesión. Probé todas las tácticas, tanto comentar tus disparates como ignorarlos, y no solo no sirve de nada, sino que ahora vienes a jalear a gente que opina como tú (y como tú, sin ningún tipo de criterio) a mi propio TL.
Y por cierto, subo muy pocas capturas, no me interesas tanto. Pero me molesta que mientas sobre mí y sobre mi trabajo, eso sí. Y te voy responder donde pueda: en mi propio TL, a través de los videos y como me dé la gana, con sarcasmo o seriamente. Porque mientes.